Constantemente veis que insistimos en la importancia de la prevención ante los parásitos, tanto internos como externos, no sólo porque sean unos insectos molestos que producen picaduras en nuestros animales (en el caso de los externos) sino que además tras su picadura pueden transmitir diferentes enfermedades a nuestro querido amigo peludo.
Hoy os hablaremos de las enfermedades que pueden transmitir las garrapatas.
PARÁLISIS POR PICADURA
En los perros es producida por garrapatas del tipo Rhipicephalus, Dermacentor e Ixodes. Como ya hemos comentado, la saliva de la garrapata posee componentes de efectos neurotóxicos; las neurotoxinas que porta el parásito llegan a bloquear la transmisión neuromuscular, lo que de forma clara y evidente puede conducir a la muerte.
Los primeros síntomas se aprecian tras 4-6 días de producirse la picadura: falta de sensibilidad en extremidades, cojeras, incoordinación, dificultad respiratoria, hiper o hipotermia, vómitos, problemas cardiovasculares… La muerte suele aparecer tras la parálisis de los músculos torácicos.
Desgraciadamente el problema puede surgir tras la picadura de una sola garrapata.
BORRELIOSIS O ENFERMEDAD DE LYME
Enfermedad causada por Borrelia burgdorferi y transmitida en Europa por la garrapata Ixodes ricinus.
Esta patología cursa principalmente con poliartritis en el perro (inflamación de varias articulaciones). La garrapata es infectada en el verano por Borrelia; durante esta época se produce su desarrollo en el interior de la garrapata, y en el otoño se produce la picadura en el perro y la transmisión de la enfermedad.
La Borrelia realiza una migración por el interior de la garrapata desde distintas partes de su aparato digestivo hasta las glándulas salivares; cuando alcanzan esta posición, estarán preparadas para penetrar en el perro acompañando a la saliva de la garrapata.
Este trayecto del agente infectante por el interior de Ixodes dura de 24 a 48 horas. Nuestro animal de compañía puede pasar largos períodos de tiempo sin manifestar síntomas; sin embargo, cuando aparece la fase aguda de la enfermedad podemos apreciar: elevación de la temperatura (40,5 grados centígrados o más), dolores articulares, artritis (inflamación de las articulaciones), mialgias (dolores musculares), cojeras, aumento del tamaño ganglionar, letargia, anorexia… En ciertas ocasiones también puede producirse meningitis, alteraciones del sistema nervioso central y dolores en cuello y cabeza, que se manifiestan con resistencia a realizar movimientos que afecten a estas zonas.
En contadas ocasiones también pueden aparecer arritmias y fallos renales.
Pueden verse afectados perros de cualquier raza, edad y sexo.
EHRLICHIOSIS
Esta enfermedad es producida por ricketsias (Ehrlichia canis, E. Chaffeensis, E. Ewingii, E.equi, E.platys) que transmite la garrapata Rhipicephalus sanguineus. Esta patología fue descubierta en 1935, pero adquirió su mayor relevancia en la guerra de Vietnam cuando acabó con la vida de cientos de perros de trabajo militar.
La garrapata parasitada por la rickectsia pica a un perro… una vez que la ricketsia está en el interior del animal se disemina a través de la sangre y del sistema linfático hasta alcanzar vísceras tan importantes como el hígado, bazo y gánglios linfáticos.
Tras esta diseminación a tan importantes órganos, puede dirigirse a las meninges.
Tras un período de entre seis y dieciocho semanas (con posible ausencia de síntomas) el animal puede presentar anemia y disminución del número de glóbulos blancos. En la fase aguda de la enfermedad el animal presenta depresión, anorexia, fiebre, perdida de peso, secreciones oculares y nasales, disnea (dificultad respiratoria), aumento del tamaño ganglionar, edemas en extremidades y escroto…
Estos síntomas pueden desaparecer en una a dos semanas si se aplica el tratamiento oportuno. Si se producen síntomas nerviosos por la diseminación del agente patógeno a las meninges, se podrán observar deficiencias neurológicas (hiperestesia, deficits en los nervios craneales) y meningitis.
Si la patología se hace crónica, los síntomas principales son: alteraciones hematológicas, hemorragias pulmonares asociadas o no a tromboembolismo, anemia, pérdida severa de peso, debilidad, uveitis, hemorragias en la retina, signos neurológicos, epístasis (sangrado nasal)…
BABESIOSIS
La babesiosis es producida por Babesia canis que es transmitida en Europa por Rhipicephalus sanguineus, Dermacentor reticulatus e Ixodes canisuga. Esta enfermedad aparece principalmente en los meses cálidos de primavera y verano, aunque también se dan casos en otoño e invierno en el sur peninsular, donde las garrapatas habitan todo el año.
Cuando la garrapata infectada por Babesia pica, inocula las formas infectantes llamadas merozoitos, que penetran en las células sanguíneas comenzando su ciclo de divisiones.
La babesiosis puede presentarse de forma aguda o crónica: – Forma aguda: tras diez a ventiún días de la entrada del agente patógeno; el perro presenta fiebre (de hasta 41 grados), falta de apetito, diarreas, vómitos, problemas respiratorios y apatía.
Forma crónica: fiebre intermitente, marcada pérdida de peso, alteraciones hepáticas (ictericia), alteraciones de bazo, incluso la muerte por “shock”. 5. HEPATOZOONOSIS: Enfermedad causada por protozoos (dos tipos: Hepatozoon canis, en Europa, y Hepatozoon american, en Texas – EEUU) y transmitida por la garrapata Rhipicephalus sanguineus.
Patología de incidencia estacional, en los meses cálidos de primavera y verano.
Suele asociarse a malas condiciones higiénicas y en ejemplares con carencias nutricionales de sistema inmunitario deteriorado.
Es frecuente su presentación en criaderos masificados donde no se cumplen las pautas antiparasitarias. La transmisión de la enfermedad se produce tras la ingestión de garrapatas parasitadas por el perro.
La garrapata ingerida alcanza el aparato digestivo del perro; los agentes responsables de la hepatozoonosis atraviesan el intestino del perro y se dirigen al hígado a los ganglios y los huesos.
Los animales pueden no tener síntomas (lo más frecuente junto a la presentación de síntomas leves) o presentar fiebre, letargia, anemia, perdida de peso, dolores musculares, parálisis y la adopción de una postura conocida como la de “perro sentado”.
También pueden darse síntomas digestivos con diarreas sanguinolentas y alteraciones respiratorias con supuración nasal y ocular.
Para evitar este tipo de enfermedades nada como la prevención tanto interna como externa de nuestro animal mediante el uso de antiparasitarios.